En el Día Mundial de las Abejas, algunas reflexiones urgentes de la mano de la ONG GenV.
La explotación de las abejas para la producción de miel puede causarles sufrimiento y estrés, y contribuir a la disminución de sus poblaciones. Ahora bien ¿por qué debería importarle a quienes consumen ese producto?
Y todos dependemos de los polinizadores para vivir: así lo afirmó la ONU, que expresó que casi el 75 % de los cultivos alimentarios del mundo dependen, en cierta medida, de la polinización, y el 35 % de las tierras agrícolas mundiales también.
“El consumo de miel es un acto egoísta que pone en riesgo la supervivencia de nuestro planeta. Las abejas son responsables de la polinización de un tercio de los alimentos que consumimos diariamente. Al seguir explotando a las abejas para obtener miel, estamos privando a las plantas de su servicio vital y poniendo en peligro la seguridad alimentaria mundial. Es hora de que dejemos de consumir miel y apoyemos alternativas sostenibles como el jarabe de arce, el sirope de agave y otros edulcorantes naturales que no dependen de la explotación de las abejas”, explica Jessica González Castro, directora de GenV en México, una organización sin fines de lucro que busca promover un sistema más saludable, sustentable y justo para todas las especies que habitan el planeta.
En los últimos 50 años, la población global incrementó un 130 % aproximadamente. Para alimentar a todas las personas, el mejor escenario es una intensificación agrícola sustentable que fomente el establecimiento y mantenimiento de la biodiversidad de insectos, y el respeto por todas las especies.
Vivir en la Tierra ya no es solamente una cuestión de derecho, es un compromiso y una responsabilidad colectiva para la preservación comunitaria.
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