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Foto del escritorViajando Con Sabor

Tesoros históricos de la región de Coñac

Para los fans de los sabores de Francia

Los viajes por Francia suelen ser extraordinarios. Son sin duda los favoritos de muchos mexicanos, una tradición encumbrada en el Porfiriato, si, hay quienes desde el siglo XIX tienen en la antigua Galia su segundo hogar.

En la actualidad, cabe destacar que Francia es el destino turístico más visitado del mundo,  con 83 millones de turistas al año,  dato proporcionado por la Organización Mundial de Turismo,  que entre sus estudios, hace un análisis de los 10 países más visitados.  Hay mucho que ver y disfrutar en ese país, museos, ciudades, iglesias, castillos, monumentos,  entre mucho más, sólo que en esta columna me enfocaré en materia gastronómica, para los que nos gusta comer y beber bien, viajando.

Una de las regiones más atractivas, es la zona de Poitou y Aquitania,  pues es la cuna de los mejores vinos y brandys del mundo. Burdeos, la capital de Aquitania, es conocida como una gran zona vinícola. Y hablando de brandys, hay uno especialmente famoso, el coñac, brandy que proviene de vinos de uvas blancas de la ciudad de Cognac, que debe pasar el proceso de doble destilación; es un producto protegido por Francia, a través de Denominación de Origen Controlada. 

De hecho, cuando pienso en coñac, vienen a mi mente varias notas de maridaje, que me encanta ofrecer en mi restaurante EL JOLGORIO,  por ejemplo este jueves 28 de agosto se realizó una cata especial de platillos típicos de México, con un fulgor patriótico, como chiles en  nogada de pistaches al coñac y  tacos de camarones, de nuestra boutique del taco, también maridados con esta deliciosa bebida. Y desde luego, a la hora del postre camembert au  chocolat, con un compañeros de sobremesa como una copa de X.O.

Mi interés por esa bebida, tiene mayor fuerza, por un reciente viaje que realicé, les contaré: la mayoría de los pueblos tienen una traza medieval con iglesias muy hermosas, y recorrer sus calles empedradas o adoquinadas es como viajar en el tiempo, cuando la vida se regía por un cristianismo que encontraba en el vino la sangre de su Salvador.

Esta condición espiritual de la región, es sin duda la que ha permitido desarrollar una mística de aromas y sabores en su espléndido arte de elaborar y criar vinos y destilados. Las notas altas de todos ellos nos llevan a experiencias realmente sublimes y de conexión con el universo.

Cuando uno viaja por Coñac puede observar  que muchos edificios tienen unas extrañas marcas negras. Se trata de un liquen aterciopelado que florece donde se evapora alcohol, lo que nos indica que dentro se encuentra un almacén de coñac al que los franceses llaman chais.

Visitar las bodegas es una de las atracciones, especialmente la de la casa Otard, pues es el castillo en donde nació Francisco I, rey de Francia y primo del famoso Carlos V, nuestro rey de chocolate con quien sostuvo grandes guerras que se pagaron con el oro mexicano después de la conquista.

Si uno toma un coche y sale de la ciudad, podrá ver los viñedos en donde crece la uva Ugni Blanc, que es con la que se prepara el mosto para luego destilar el aguardiente de coñac. Esto se realiza en unas propiedades magníficas y antiguas. Así que otro gran paseo es recorrer las destilerías artesanales de la región y probar sus grandes destilados.

En uno de estos recorridos conocí a Chirtophe Forgeron, heredero de la casa Forgeron; una de las mejores casas de coñac. Su trato cordial se vuelve abiertamente amistoso cuando reconoce mi francés de mexicano, así que comienza a hablar español chilango, pues está casado con una mexicana y conoce muy bien nuestro país.

Con entusiasmo me señala los viñedos de donde provienen sus uvas, y que circundan la propiedad. Recorremos la bodega en donde se elaboran los mostos y desde luego la destilería, el lugar donde se realiza la alquimia para transformar el vino en aguardiente, y después ese aguardiente en el más puro de los espirituosos de vino con la segunda destilación.

Sus bodegas contienen tesoros invaluables. Coñacs añejos que se embotellan en la categoría de X.O. con un aroma mágico a nueces, vainilla y caramelo.

También producen un vino llamado Pineau de Charentes, y que se elabora mezclando vino y licor, lo que da como resultado un aperitivo dulce que recuerda los sabores del melocotón y la piña.

Me despedí de Chirstophe, extendiéndole una invitación para que visite El Jolgorio en México, con la promesa de crear un menú a la altura de sus destilados, para celebrar la amistad de nuestro país con la magnífica Galia.

¡Bon voyage!

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